"El cielo es un lugar pequeño para guardar mis sueños"

jueves, 26 de septiembre de 2013

Escondidos

Anochecía apenas sin dejar rastro, poco a poco la luz se hacia más suave y más oscura detrás de aquella torre que cerraba la playa de rocas. Bajo el acantilado las olas rompían, de manera armónica. A decir verdad no había una fuerte marea, pero aun así en la orilla se podía oír como el agua arrastraba las rocas hacia el interior del mar cada vez que la ola cubría la costa. Y allí, entre las pequeñas piedrecitas mecidas por el agua, estaban ambos dos mirándose a los ojos, sin ninguna palabra en la boca, pero si en sus manos, viejas conocedoras de aquellos dos cuerpos. A pesar de eso cada roce en aquel momento parecía el primero y el más profundo de todos. Sus narices se tocaban y el pelo de ella los envolvia a ambos, no habia nadie mas por alli, y aunque lo hubiera habido no se habrian dado cuenta. Toda aquella paz y tranquilidad hizo que la tension aumentara de manera considerable, y el ambiente olia a sexo.
   El mar comenzó a rugir un poco más fuerte y las olas empezaron a cubrirlos por encima, antes de que se dieran cuenta ella había perdido su parte superior del bikini, el rubor que surgió en sus mejillas fue lo más dulce que él había visto en mucho tiempo, e instintivamente la abrazo, fuerte, aplastante, seguro.
  Lo siguiente que recuerdo es un placer inmenso, mi cuerpo ya relajado, y mi mano buscando unas bragas.

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