"El cielo es un lugar pequeño para guardar mis sueños"

miércoles, 21 de mayo de 2014

Un día, un tren.

   Era se una vez que se era una chica en un tren, subia todas las mañanas en el de las 7:20. Normalmente no iba muy lleno y los pasajeros se sabían las caras del resto, por eso fue muy fácil  para ella saber que aquel hombre no era habitual.  Ella enterró su rostro en la bufanda y en su libro, no se le había perdido nada en aquel desconocido.

   Desde ese día en adelante aquel hombre subió todos los días al tren, y aunque a ella le costó darse cuenta cada vez se sentaban más cerca. Al principio le pareció algo simpatico, luego un poco siniestro y el día que se sentó a su lado sintió que era totalmente espeluznante. Ella lo miraba de reojo, esperando con más ansia que sp nunca que llegará su parada del tren. El la miraba directamente, sin corte ni vergüenza. Cuando ella decidió cambiar de asiento e hizo amago de levantarse, el la cogió del brazo y le impidió hacerlo.

    Ella lo miro aterrorizada, pero él seguía con una expresión muy simpática en la cara. Le tendió un pañuelo rosa, con sus iniciales bordadas en dorado en una esquina, tal y como lo hacia su abuela. Por lengua de signos le dijo que se lo había encontrado en un asiento del tren, y dia a dia había ido acercándose al olor hasta llegar a ella.