Y no en un momento solo, nerviosa de pensarlo, nerviosa de de verle, nerviosa de estar cerca y apartar la mirada, nerviosa de no saber que decir y esperar que solo con sonreír baste, porque no puedes sacar nada más sincero. Nerviosa de sospechar que cada palabra dicha y cada frase callada sea un error fatal, de estar demostrando poco o tal vez demasiado. Y es que tras mucho tiempo compartiendo vida conmigo misma, puedo asegurar que es difícil cambiar de opinión más que yo.
Así que mi único consejo es, paciencia, conmigo claro, que no debo ser fácil de aguantar y mucho menos de entender. Pero tu tampoco lo eres, y claramente, ahí está lo
interesante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario